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Emisión Sábado 05.02.11 - Barrelhouse Chuck - Salute To Sunnyland Slim (1999)

Su acta de nacimiento dice Charles Goering, pero su nombre, en últimas, para él como para todo el mundo, es Barrelhouse Chuck y no suena a otra cosa que a uno de los más grandes pianos del blues.

“El arpista ‘Harmonica Todd’ fue quien me bautizó así a raíz de la primera canción que aprendí a tocar en piano, Barrelhouse woman, y del diminutivo de mi nombre”.

Nacido en Ohio, huérfano y adoptado por unos padres que él cataloga de maravillosos, Barrelhouse Chuck se declara deliberadamente de Chicago, así como el blues que emana de su piano: “En cuanto a música me encanta el sonido tan distintivo que esa ciudad y Chess Records le han dado a este género”.

Hijo musical, aprendiz, protegido y sobre todo amigo de las clásicas figuras que hicieron del blues lo que fue y que crearon ese sonido tan particular que todavía nos permite reconocer ese género como uno y uno sólo, Chuck se hace evidente y se delata cuando contesta el teléfono y está escuchando al bluesman de Mississippi, Smokey Smothers.

“Al principio yo no les había dicho que yo tocaba piano, así que empezamos a salir y luego lo descubrieron. Para mí, fue una época maravillosa, poder oírlos y verlos tocar, acercarme a ellos como lo hice. Salíamos juntos, yo los recogía e iba con ellos a los conciertos, los llevaba al hospital… Cuando estaba en Florida, vivía a dos cuadras de Bo Didley, así que nos la pasábamos juntos”.

Ese círculo del blues incluyó a dinosaurios del género como Little Brother Montgomery, S.P Leary y Pinetop Perkins entre muchos otros que, con el paso del tiempo y el camino que se fue abriendo, se vieron atraídos por el poderoso riff de piano que distingue a Barrelhouse Chuck.

Según lo que le dicta su propio sentir (y lo que el sonido de su piano parece decirnos), nació para el blues, es algo que lleva por dentro desde que vio y escuchó, por primera vez, un disco de ‘Muddy Waters’ a los nueve años. “El truco está en que yo nunca tomé clases, así que poco a poco todos ellos los que me tomaron bajo sus alas fueron mostrándome cosas en el piano, porque yo no sabía ni sé leer una sola nota de música sino que tocaba y sigo tocando a puro oído. Es una lástima que los que tratan de hacer blues, ahora no tengan la oportunidad que yo tuve, de estudiar y formarme con los grandes. A veces lo que les falta ahora es eso, un poco de la vieja escuela, de volver a lo básico”.

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